Mi hermana tenia que hacer un deber que consistia en entrevistar a una persona mayor. No especifico detalles acerca de los propositos u objetivos de su entrevista ni el enfoque que tenia o queria darle. No le pregunte tampoco.
Se sento junto a mi abuelo y empezo a hacerle preguntas cuyas respuestas me trasladaron en el tiempo a inicios del siglo 20.
Mi abuelo nacio en Ambato, el primero de mayo del año 1928. Quizas para nosotros que vivimos en la era del twitter, los blogs, los ipods y los itunes no sabemos ni siquiera imaginarnos como pudo ser un lugar como esa en una fecha como esa. En silencio me pregunte si acaso habrian inventado ya la rueda.
La Iglesia Catolica tenia un gran impacto en la gente de la epoca y los sacerdotes tenian una palabra que pesaba tanto o mas que la del mismisimo Presidente de la Republica. Despues de todo, eran los agentes de Dios en la Tierra. O al menos esa era la percepcion que se tenia de ellos entonces.
Los colegios eran en su mayoria regentados por la diversidad de grupos sacerdotales (hermanitos jesuitas, franciscanos, etc) y el unico proposito de la vida de un niño era obtener buenas calificaciones y ayudar en los quehaceres del hogar, comerse toda la comida (cuyo menu estaba mayoritariamente compuesto por los peores brevajes que de una cocina podian conjurarse) e ir a misa religiosamente todos los domingos a las siete de la madrugada. Comerse la fanesca en la Semana Santa y la colada morada en el dia de los finaditos.
Jugar con los amigos consistia en reunirse en casa de algun vecino y hacerle al winning eleven o al Fifa hasta que se quedasen sin dinero que apostar. No, me perdi. El trompo, la rayuela y una serie de canticos que se dirigian al viento mientras se saltaba la cuerda.
Aquel que se arriesgaba a sacar menos del 20 recibia palo, pues en aquella epoca tambien se creia firmemente en que la letra con sangre entraba.
Mi abuelo nunca tuvo problemas con eso. El fue siempre un alumno ejemplar. Tenia que serlo. Sin embargo se tomaba su tiempo para ser un rebelde a su manera.
Siendo el mejor estudiante (lo equivalente hoy a un abanderado) decidio un dia, a sus 16 años, escaparse del colegio e irse al cuartel pues su meta era convertirse en militar. Especificamente, en aviador. Consigo se llevo a un amigo, probablemente al masco del grupo. El papa de este lo noto y fue con mi bisabuelo a sacarlos a los dos de alli. El General (no el cantante panameño sino el jefe del cuartel), bastante ofuscado les propino a ambos muchachos un puntapie en las asentaderas para que les quedase de leccion no volver a burlar a la autoridad, ante el silencio complice de los dos padres de familia. Mi abuelo no especifico lo que le hicieron al llegar a casa pero creo q no era necesario.
Terminado el colegio, mi abuelo viajo a Quito (en tren) a enlistarse en la Fuerza Aerea pero su madre le dijo que si elegia esa carrera podia olvidarse de cualquier tipo de apoyo de su parte. Mi bisabuela temia que mi abuelo pereciera en algun accidente aereo en el Cotopaxi que es aparentemente donde los aviones militares iban a estrellarse en esa epoca.
La Segunda Guerra Mundial estaba en todo su apogeo pero era muy poco lo que podia oirse por la radio al respecto. Al menos en Ambato.
Finalmente, mi abuelo viajo a Quito, al rededor de 1948, pero a la Facultad de Medicina de la Universidad Central. En la Capital, conocio a mi abuela (que aun era colegial) pero luego de solo tres años y problemas con el Decano, decidio cambiarse a la ciudad de Guayaquil para continuar y culminar sus estudios en la Estatal.
Ya me preguntaba de donde habia heredado yo mi desagrado a la autoridad mal ejercida. Solo xq sea autoridad no quiere decir que hay que callarse. Hay que pararse firme y exigir que se rectifique lo mal obrado. Palabras mas sabias y verdaderas pocas veces me han dicho. A mi abuelo le robaron una catedra en un concurso de meritos y decidio cambiarse de universidad a continuar en esa payasada politica templo de injusticia.
En la Estatal mi abuelo ingreso a la catedra de Oftalmologia del Doctor Varas Samaniego y con mucho esfuerzo y harta dedicacion se convirtio en su asistente. En guayaquil, mi abuelo rentaba una habitacion en el pensionado "La Piedra" que estaba ubicado en la esquina de 9 de octubre y Malecon. Trabajo directamente en el quirofano con el doctor Ignacio Barraquer y Rufus Morrow . Se especializo en Oftalmologia y Otorrinolaringologia y eventualmente se convirtio en Jefe Medico en el Hospital de niños Alejandro Mann.
Se reencontro con mi abuela en Guayaquil y se casaron cuando el cursaba el quinto año de medicina. Se comunicaban por medio de telefonemas que se enviaban desde la estacion del tren en Duran.
Vivio inicialmente en el centro de la ciudad y luego se cambio a una casa en urdesa central, donde mi mama y sus hermanos crecieron de una manera similar a la suya. En una ciudad libre de peligros, donde aquel que mas estudiaba tenia mas oportunidades de exito. Un mundo que hoy es solo recuerdos.
Que le paso al mundo?
Hoy mi abuelo tiene 83 y aunque su memoria sufre a veces los embates de la edad, estos recuerdos permanecen tan vividos que cada una de sus historias me parece un viaje en el tiempo a la clase de mundo donde me hubiera gustado crecer.
Se sento junto a mi abuelo y empezo a hacerle preguntas cuyas respuestas me trasladaron en el tiempo a inicios del siglo 20.
Mi abuelo nacio en Ambato, el primero de mayo del año 1928. Quizas para nosotros que vivimos en la era del twitter, los blogs, los ipods y los itunes no sabemos ni siquiera imaginarnos como pudo ser un lugar como esa en una fecha como esa. En silencio me pregunte si acaso habrian inventado ya la rueda.
La Iglesia Catolica tenia un gran impacto en la gente de la epoca y los sacerdotes tenian una palabra que pesaba tanto o mas que la del mismisimo Presidente de la Republica. Despues de todo, eran los agentes de Dios en la Tierra. O al menos esa era la percepcion que se tenia de ellos entonces.
Los colegios eran en su mayoria regentados por la diversidad de grupos sacerdotales (hermanitos jesuitas, franciscanos, etc) y el unico proposito de la vida de un niño era obtener buenas calificaciones y ayudar en los quehaceres del hogar, comerse toda la comida (cuyo menu estaba mayoritariamente compuesto por los peores brevajes que de una cocina podian conjurarse) e ir a misa religiosamente todos los domingos a las siete de la madrugada. Comerse la fanesca en la Semana Santa y la colada morada en el dia de los finaditos.
Jugar con los amigos consistia en reunirse en casa de algun vecino y hacerle al winning eleven o al Fifa hasta que se quedasen sin dinero que apostar. No, me perdi. El trompo, la rayuela y una serie de canticos que se dirigian al viento mientras se saltaba la cuerda.
Aquel que se arriesgaba a sacar menos del 20 recibia palo, pues en aquella epoca tambien se creia firmemente en que la letra con sangre entraba.
Mi abuelo nunca tuvo problemas con eso. El fue siempre un alumno ejemplar. Tenia que serlo. Sin embargo se tomaba su tiempo para ser un rebelde a su manera.
Siendo el mejor estudiante (lo equivalente hoy a un abanderado) decidio un dia, a sus 16 años, escaparse del colegio e irse al cuartel pues su meta era convertirse en militar. Especificamente, en aviador. Consigo se llevo a un amigo, probablemente al masco del grupo. El papa de este lo noto y fue con mi bisabuelo a sacarlos a los dos de alli. El General (no el cantante panameño sino el jefe del cuartel), bastante ofuscado les propino a ambos muchachos un puntapie en las asentaderas para que les quedase de leccion no volver a burlar a la autoridad, ante el silencio complice de los dos padres de familia. Mi abuelo no especifico lo que le hicieron al llegar a casa pero creo q no era necesario.
Terminado el colegio, mi abuelo viajo a Quito (en tren) a enlistarse en la Fuerza Aerea pero su madre le dijo que si elegia esa carrera podia olvidarse de cualquier tipo de apoyo de su parte. Mi bisabuela temia que mi abuelo pereciera en algun accidente aereo en el Cotopaxi que es aparentemente donde los aviones militares iban a estrellarse en esa epoca.
La Segunda Guerra Mundial estaba en todo su apogeo pero era muy poco lo que podia oirse por la radio al respecto. Al menos en Ambato.
Finalmente, mi abuelo viajo a Quito, al rededor de 1948, pero a la Facultad de Medicina de la Universidad Central. En la Capital, conocio a mi abuela (que aun era colegial) pero luego de solo tres años y problemas con el Decano, decidio cambiarse a la ciudad de Guayaquil para continuar y culminar sus estudios en la Estatal.
Ya me preguntaba de donde habia heredado yo mi desagrado a la autoridad mal ejercida. Solo xq sea autoridad no quiere decir que hay que callarse. Hay que pararse firme y exigir que se rectifique lo mal obrado. Palabras mas sabias y verdaderas pocas veces me han dicho. A mi abuelo le robaron una catedra en un concurso de meritos y decidio cambiarse de universidad a continuar en esa payasada politica templo de injusticia.
En la Estatal mi abuelo ingreso a la catedra de Oftalmologia del Doctor Varas Samaniego y con mucho esfuerzo y harta dedicacion se convirtio en su asistente. En guayaquil, mi abuelo rentaba una habitacion en el pensionado "La Piedra" que estaba ubicado en la esquina de 9 de octubre y Malecon. Trabajo directamente en el quirofano con el doctor Ignacio Barraquer y Rufus Morrow . Se especializo en Oftalmologia y Otorrinolaringologia y eventualmente se convirtio en Jefe Medico en el Hospital de niños Alejandro Mann.
Se reencontro con mi abuela en Guayaquil y se casaron cuando el cursaba el quinto año de medicina. Se comunicaban por medio de telefonemas que se enviaban desde la estacion del tren en Duran.
Vivio inicialmente en el centro de la ciudad y luego se cambio a una casa en urdesa central, donde mi mama y sus hermanos crecieron de una manera similar a la suya. En una ciudad libre de peligros, donde aquel que mas estudiaba tenia mas oportunidades de exito. Un mundo que hoy es solo recuerdos.
Que le paso al mundo?
Hoy mi abuelo tiene 83 y aunque su memoria sufre a veces los embates de la edad, estos recuerdos permanecen tan vividos que cada una de sus historias me parece un viaje en el tiempo a la clase de mundo donde me hubiera gustado crecer.
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